Llega a Wii el primer juego que no se trata ni de un juego de lanzamiento aplazado ni de una conversión. Esta nueva y exclusiva aventura del eterno erizo azul nos introduce en el mundo de Las Mil y Una Noches.
El juego se ha adaptado al sistema de control que puede proporcionar la consola de Nintendo y, además, su diseño es sustancialmente diferente, estando ante un juego en el que la velocidad será el elemento dominante, muy por encima de la exploración y los toques aventurescos. Sega parece haber buscado ofrecer una experiencia de juego abiertamente diferente a la de las últimas entregas de los juegos de la saga, lo que se nota en la ambientación de las que serán las primeras fases del juego, con unos toques arábigos muy marcados. Pero habrá que ver cómo funciona todo el conjunto, claro.
Las fases se estructuran en siete grandes mundos (más el tutorial, que una vez superadas las ocho fases iniciales se irá abriendo poco a poco) de diferentes ambientaciones, por lo que toda esa atmósfera inicial que parece anunciar un juego monotemático (lo que no tiene que ser, necesariamente, ni malo ni bueno) nos irá presentando un mundo prehistórico, con dinosaurios enormes, unas ruinas flotantes, un mundo de piratas, etc. La ambientación es, por norma general, muy buena, pero sin duda el final del juego, del que no os vamos a hablar por razones obvias, representa uno de los entornos visuales más elaborados y sorprendentes que hasta el momento se han podido ofrecer en Wii. El juego no mantiene una tónica tan espectacular en todo su desarrollo, pero desde luego el cierre es muy bueno y el desarrollo vale la pena.
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